Los neumáticos constituyen el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera. De su estado depende no solo la adherencia y la precisión de la dirección, sino también la capacidad de frenado, el confort y la eficiencia del consumo. Pese a ello, siguen siendo uno de los elementos más descuidados por los conductores. Según datos de la Dirección General de Tráfico, más del 20 % de los vehículos españoles circula con neumáticos en mal estado o con una presión inadecuada, lo que representa un riesgo potencial para la seguridad vial. Acudir a un taller especializado para revisar y, cuando sea necesario, sustituir los neumáticos es una inversión en seguridad, fiabilidad y ahorro a largo plazo.
Decálogo de motivos, del desgate al cambio estacional
A continuación, presentamos un decálogo de motivos que justifican acudir al taller para cambiar los neumáticos
1. Desgaste excesivo de la banda de rodadura
El motivo más evidente y frecuente para sustituir los neumáticos es el desgaste de la banda de rodadura. La normativa europea establece un límite legal mínimo de 1,6 mm de profundidad en los surcos principales, medido en toda la circunferencia.
No obstante, los expertos recomiendan sustituirlos antes, cuando alcanzan los 3 mm en neumáticos de verano o los 4 mm en neumáticos de invierno o all-season, para mantener un nivel de tracción óptimo sobre mojado o nieve.
Un dibujo desgastado reduce la capacidad del neumático para evacuar agua, aumenta el riesgo de aquaplaning y alarga la distancia de frenado hasta un 30 %. En situaciones de emergencia, esa diferencia puede ser vital.
2. Desgaste irregular o localizado
No todo el desgaste es uniforme. Una banda con zonas más gastadas que otras indica problemas en la alineación, el equilibrado o la presión de inflado. El desgaste central suele deberse a un exceso de presión; el lateral, a falta de inflado; y los desgastes asimétricos, a una geometría de suspensión incorrecta.
Circular con neumáticos en este estado no solo compromete la seguridad y el confort, sino que también acelera el deterioro de la suspensión, los rodamientos y la dirección. El taller, mediante la inspección visual y la medición con profundímetro, determina si el neumático puede continuar en servicio o si debe ser reemplazado.
3. Envejecimiento del caucho
Incluso si el neumático conserva suficiente dibujo, el envejecimiento del compuesto puede hacerlo inservible. La exposición a la radiación ultravioleta, el ozono, las variaciones térmicas y los largos periodos de inmovilización provocan microfisuras y endurecimiento del caucho.
Por norma general, un neumático no debería utilizarse más de seis años y su sustitución es recomendable a los 10 años desde la fecha de fabricación (indicada en el flanco con el código DOT). El caucho endurecido pierde elasticidad y agarre, lo que reduce la tracción, especialmente en frío o en superficies mojadas.
4. Daños estructurales visibles
Golpes contra bordillos, baches o piedras pueden causar hernias, cortes o deformaciones en la carcasa. Una pequeña abolladura lateral puede ocultar un daño interno en las lonas o en los cinturones de acero del neumático, comprometiendo su integridad estructural.
Cualquier neumático con abultamientos, fisuras profundas, hilos metálicos visibles o cortes que dejen ver la lona interior debe ser reemplazado de inmediato. Continuar circulando con él aumenta exponencialmente el riesgo de reventón. En el taller, un técnico puede inspeccionarlo mediante sistemas de detección no destructiva (NDT) o rayos X, una práctica habitual en entornos profesionales.
5. Vibraciones, ruidos o pérdida de confort
Un síntoma frecuente de neumáticos defectuosos o desequilibrados son las vibraciones en el volante o el chasis, especialmente a velocidades superiores a 90 km/h. Este comportamiento puede deberse a deformaciones internas, desequilibrio dinámico o desgaste irregular.
El taller dispone de equilibradoras electrónicas capaces de detectar desviaciones de pocos gramos y corregirlas con precisión mediante contrapesos. Si las vibraciones persisten tras el equilibrado, el neumático podría estar deformado y requerir sustitución.
6. Reparaciones previas o pinchazos mal reparados
Un neumático que ha sufrido un pinchazo puede repararse, pero solo en casos concretos y bajo condiciones muy estrictas. La reparación solo es segura cuando el daño se encuentra en la zona central de la banda de rodadura, no supera los 6 mm de diámetro y no afecta a las lonas ni a los flancos.
En cambio, los pinchazos en los laterales, las fugas en la unión del talón o las reparaciones múltiples debilitan la estructura interna y hacen aconsejable la sustitución. Los talleres profesionales utilizan parches vulcanizados o sistemas tipo plug-patch, que garantizan estanqueidad y resistencia, pero si el daño se repite, el neumático deja de ser fiable.
7. Pérdida recurrente de presión
Una pérdida de presión constante, incluso sin fugas visibles, suele deberse a microfisuras en el talón, corrosión en la llanta o deterioro de la válvula. Un neumático que pierde más de 0,1 bar por semana requiere revisión. La pérdida continua genera sobrecalentamiento y aumenta la probabilidad de reventón.
En el taller se puede realizar una prueba de estanqueidad o inmersión para determinar el origen del problema. Si la fuga proviene del neumático en sí, la sustitución es obligatoria.
8. Cambio de estación o de tipo de uso
El cambio de estación puede justificar por sí solo la sustitución del neumático. Los neumáticos de verano pierden eficacia por debajo de los 7 °C, mientras que los neumáticos de invierno se desgastan prematuramente si se usan a altas temperaturas.
En regiones con clima templado o variable, el taller puede recomendar neumáticos all-season, diseñados para mantener un rendimiento equilibrado todo el año. Además, si el vehículo cambia de uso (por ejemplo, de urbano a largos desplazamientos por autopista o terrenos mixtos) conviene adaptar el tipo de neumático a las nuevas condiciones de trabajo.
9. Desajuste entre ejes o tipos de neumáticos
Circular con neumáticos de diferentes modelos o niveles de desgaste en un mismo eje altera la estabilidad y el reparto de la frenada. La normativa y los fabricantes recomiendan que ambos neumáticos de un eje sean idénticos en tipo, estructura, medida y estado de desgaste.
En vehículos con tracción total, es esencial mantener una coherencia de diámetro exterior entre los cuatro neumáticos, ya que las diferencias pueden dañar el sistema de transmisión. Por ello, el cambio simultáneo de las cuatro unidades suele ser la opción más segura.
10. Inspección profesional y diagnóstico integral
Finalmente, acudir al taller no se limita al acto del cambio. Supone someter el vehículo a una revisión integral del sistema de rodadura: control de presión, equilibrado, alineación, estado de válvulas y llantas, y comprobación de la suspensión y los frenos.
Un neumático nuevo montado sin alineación o sin equilibrado correcto puede deteriorarse en pocas semanas. Por eso, la sustitución debe entenderse como parte de un servicio técnico especializado, donde la seguridad y la precisión mecánica prevalecen sobre el simple reemplazo.
En definitiva, los neumáticos son un componente de alta ingeniería sometido a esfuerzos extremos. Su correcto mantenimiento y sustitución en el momento adecuado garantizan la seguridad activa del vehículo, mejoran la eficiencia energética y reducen el impacto medioambiental.
Acudir al taller cuando se detectan signos de desgaste, daños o envejecimiento no es una decisión opcional, sino una obligación técnica y preventiva. Un diagnóstico profesional no solo preserva la seguridad del conductor y los ocupantes, sino que prolonga la vida útil del vehículo y optimiza su comportamiento en carretera. Un neumático en buen estado es una garantía de control, eficiencia y vida.
Recuerda que tienes a tu disposición cualquiera de los talleres que forman parte de la red Kumho Platinum Club (KPC), donde profesionales con experiencia comprobarán el estado de tus neumáticos y a sustituirlos con eficiencia y rapidez.
Además, entre la extensa gama de neumáticos de Kumho podrás encontrar aquellos productos que mejor se ajusten a tus necesidades de movilidad.






