Mantener en las mejores condiciones nuestros neumáticos no solo es un ahorro para nuestro bolsillo, sino que salva nuestras vidas. Aunque hay que vigilarlos todo el año, hay épocas en las que debemos prestarles especial atención. Y ahora, con la llegada del buen tiempo, nos acercamos a una de ellas: los viajes. A continuación, te contamos cómo hacer el adecuado mantenimiento de los neumáticos antes de comenzar un desplazamiento vacacional por carretera, cuando el vehículo va más cargado y recorre más kilómetros.
Atención especial a los neumáticos
En primer lugar, y como único elemento del vehículo en contacto con la superficie, debemos prestar especial atención a los neumáticos. Revisarlos para asegurarnos de que su estado es correcto nos garantizará no solo seguridad vial, sino que nos permitirá aprovechar al máximo sus prestaciones y prolongar su duración.
Ya hemos comentado en otras ocasiones algunos consejos para revisar y mantener adecuadamente los neumáticos, pero es el momento de profundizar.
El paso obvio es una revisión ocular del exterior del neumático. Esta inspección debe centrarse, en primer lugar, en la profundidad del dibujo. Recordemos que en ningún caso debe estar por debajo del límite legal de 1,6 mm, siendo 3 mm la profundidad recomendable.
Nuestro amigo, el indicador de desgaste
Serán de ayuda en este proceso los indicadores de desgaste que incorporan todos los neumáticos. En el caso de Kumho, estos indicadores son una pequeña muesca en la banda de rodadura que van desapareciendo al compás que se desgasta la goma.
Y si tenemos problemas para localizar los indicadores, podemos recurrir a algo tan sencillo como una moneda de un euro. Eso sí, ten en cuenta que el borde dorado de la moneda mide poco más de 3 mm. Si la banda está a ese nivel, tenemos un neumático plenamente funcional.
Es importante también que nos fijemos en el tipo de desgaste de la banda de rodadura, si presenta irregularidades o no. Esto nos indicará problemas de presiones, subinflados o sobreinflados, o incluso de alineación o equilibrado de las ruedas.
Y siempre, ante un dato inferior al tope legal de 1,6 mm, debemos cambiar los neumáticos. Recuerda que es aconsejable sustituir a la vez los del mismo eje.
Rotar es una opción
Cuando un neumático comienza a presentar síntomas de desgaste, pero aún se encuentra dentro de los márgenes legales, podemos rotarlos cada 7.000 km, aproximadamente, para igualar el desgaste y aprovechar todas sus prestaciones al máximo.
Teniendo en cuenta el tipo de diseño de la banda de rodadura, ¡ojo al dibujo direccional!, podemos rotarlos de eje entre delanteros y traseros e, incluso, de posición de eje, en cruz. Pero todo este proceso deben realizarlo profesionales, no solo por su misma complejidad, sino porque existen circunstancias que no permiten la rotación que el mecánico conoce y podrá aconsejarnos con total seguridad.
La apariencia delata
Comprobado el desgaste, debemos prestar atención a la apariencia de la superficie de la banda de rodadura, incluyendo los flancos.
No hay que pasar por alto cortes, que debe valorarlos un profesional, objetos incrustados en los surcos, como piedras, desconchones, bultos, desgarros, ni, por supuesto, elementos punzantes que hayan podido penetrar en la superficie del neumático, como clavos.
Son especialmente peligrosos los cortes y los bultos, o hernias. Indican que hay una rotura en alguna de las capas interiores que conforman el neumático y es estrictamente necesario reemplazarlo, puesto que la estructura estará comprometida.
Puede que encontremos también nuestra vieja conocida, la cristalización (ENLAZAR CON ENTRADA SOBRE CRISTALIZACIÓN). Bien sea porque los neumáticos tienen más de cinco años, lo que significa que son ya viejos, bien por haber estado estacionados largo tiempo a la intemperie, lo que los hace envejecer más rápidamente, el agrietamiento puede indicarnos que ya ha comenzado el proceso de cristalización.
Esto causa pérdida de prestaciones e incrementa los riesgos en la conducción y es aconsejable acudir a un profesional para que determine su idoneidad.
Presión, la justa. Ni más ni menos
Además de lo que hemos comentado hasta ahora, hay un elemento del neumático al que hay que prestar atención siempre, y más ante un viaje: la presión. Es un valor fundamental para lograr el máximo rendimiento y conducir con seguridad.
Es el fabricante quien marca la presión en función de la carga. Generalmente, en este tipo de viajes, solemos llevar más peso del habitual, por eso, habrá que ajustar la presión a la carga. A mayor peso, mayor presión. Así, evitaremos inestabilidad al rodar, reventones, además de desgastes y aumento del consumo de combustible.
A la hora de medir la presión, debemos hacerlo siempre en frío. ¿Qué significa esto? Pues que es recomendable no recorrer más de dos kilómetros antes de medirla. Si no es posible y debemos hacerlo en caliente, deberemos incrementar en alrededor de 0,2 bar las presiones y volver a revisarlo en frío cuando sea posible, puesto que la medición en caliente no es precisa.
Bonito por fuera, bonito por dentro
Pocos de nosotros lo hacemos, pero limpiar los neumáticos es muy útil para mantener el buen estado de nuestros neumáticos y detectar inmediatamente cualquier anomalía, eliminando la suciedad, así como objetos extraños de la banda de rodadura. No es preciso detergente de ningún tipo, y quedan prohibidos los productos corrosivos que puedan dañar las propiedades del neumático. El agua es más que suficiente.
En conclusión, con estos sencillos consejos, estaremos en condiciones de iniciar un viaje con mayor seguridad y evitaremos riesgos o averías imprevistas. No olvides revisar tus neumáticos con frecuencia, así como realizar un mantenimiento periódico y adecuado de tu vehículo.
Como fabricante de neumáticos líder, Kumho te ofrece una amplia oferta de productos sea cual sea tu vehículo y los talleres de la red Kumho Platinum Club (KPC), te ayudarán en este proceso de mantenimiento del vehículo con rapidez y eficacia.