Que los neumáticos son parte esencial de la seguridad vial lo sabemos todos. O casi todos. Como único elemento del vehículo en contacto con la superficie, es imprescindible no solo elegir un producto de calidad, sino mantenerlo en las mejores condiciones. Y aquí, por desgracia, pueden cometerse errores.
No solo la presión
Limitar este mantenimiento a la presión es una práctica muy extendida. Es un error, un síntoma de que se están cuidando mal los neumáticos. Pero no es el único. Veamos algunas de las equivocaciones más frecuentes.
Fundamental: revisiones periódicas
A pesar del esfuerzo del sector (fabricantes, distribuidores, puntos de venta) para fomentar el cuidado de los neumáticos, su mantenimiento sigue siendo uno de los grandes olvidos por parte del usuario.
Además de no controlar el desgaste, los daños, la rotación entre ejes o la presión, los conductores no chequean otros elementos como el equilibrado. Por eso, debemos insistir en la importancia vital de revisar periódicamente los neumáticos para conservar sus prestaciones al máximo nivel.
Ya hemos comentado que la presión es lo que más se comprueba en relación con los neumáticos. Sin embargo, con frecuencia no se hace correctamente o no se hace. Recordemos que debe revisarse la presión regularmente, al menos una vez al mes y siempre antes de un desplazamiento o con variaciones en la carga. El fabricante dará la presión adecuada para cada caso. Y recuerda: siempre en frío.
La presión incorrecta, bien por encima, bien por debajo de la correcta, desgasta el neumático, incrementa el consumo, aumenta el riesgo de reventones y se pierde capacidad de agarre y disminuye la eficiencia del frenado, además de afectar a la calidad y confort de la marcha.
¿Se rotan los neumáticos?
Reconozcámoslo: rotar los neumáticos de eje apenas se hace. Y rotarlos no es una ocurrencia del taller para aumentar su facturación. Está justificado y tiene importancia.
La carga y la exigencia que sufren los neumáticos delanteros y traseros es diferente. Por eso, se desgastan de distinta manera. Rotándolos logramos equilibrar el desgaste, con lo que no solo aumentaremos la duración de los neumáticos, sino que aprovecharemos mejor sus prestaciones e incrementaremos la seguridad en carretera.
Aunque un profesional de confianza y el propio fabricante, aconsejarán cuándo y cómo rotarlos, como norma, está recomendado hacerlo entre ejes cada 10.000 kilómetros. De este modo, el vehículo gana en estabilidad y manejabilidad.
¿Se revisa el desgaste?
Pocos desconocen que existe un límite legal de desgaste de la banda de rodadura del neumático, por debajo del cual no se puede circular, pero pocos lo tienen en cuenta para decidir cambiar sus neumáticos.
No digamos ya revisar la profundidad con periodicidad. Recordemos una vez más que la profundidad mínima legal es de 1,6 mm. Es fácil saber si se ha llegado a ese límite gracias a los testigos de desgaste integrados en el neumático. Aún así, los fabricantes recomendamos cambiarlos al llegar a los 3 mm.
Además de la profundidad, hay que prestar atención a la uniformidad. Un desgaste irregular provoca problemas de agarre, estabilidad en la marcha y de manejabilidad. Así que, atentos, el desequilibrio en el desgaste indica problemas que hay que solventar.
¿Se comprueban los daños?
Al igual que con la profundidad, debemos comprobar el estado general de nuestras cubiertas a la búsqueda de deformaciones, cortes, desgarros u otros daños. El mero hecho de circular supone un riesgo para los neumáticos ante, por ejemplo, impactos con bordillos, baches, badenes…, especialmente en entornos urbanos. En caso de notar algún desperfecto por pequeño que pueda parecer, debe consultarse lo antes posible con un profesional para que lo valore. Pudiera darse el caso de que el neumático sufriese daños internos.
¿Los neumáticos no envejecen?
Tema peliagudo. Parecería que los neumáticos no envejecen. Efectivamente, pocos cambian los neumáticos solo porque hayan pasado los años. Si no se aprecian otros factores (desgaste, agrietamiento, daños, cristalización…), no se toma la decisión de cambiarlos.Aunque los neumáticos no tengan fecha de caducidad específica y su envejecimiento se deba a varias causas, es de suma importancia cambiarlos a partir del quinto año y, fundamental, hacerlo cuando tienen más de diez años. Aunque exteriormente puedan presentar buen aspecto, han perdido eficiencia y sus prestaciones ya no responden como debieran.
Para asegurarte de su antigüedad, revisa de vez en cuando la fecha de fabricación del neumático que aparece en su flanco en el código DOT. Los cuatro últimos dígitos del código DOT informan de la semana y año de fabricación.
¿Y la alineación, paralelo y equilibrado?
Esto, sin duda, se hace al cambiar las ruedas. Nunca más. Y esto es un error. Unos neumáticos correctamente alineados, equilibraos y con paralelismo de ejes son necesarios para evitar desgastes irregulares, vibraciones y problemas en el control. Es decir, para garantizar la seguridad.
Los neumáticos deben alinearse no solo tras sustituirlos, sino también al rotarlos o cuando hayan recorrido entre 15.000 y 20.000 kilómetros.
Rueda de repuesto
Ya hemos hablado sobre la rueda de repuesto, y aconsejábamos revisarla tanto como el resto de neumáticos.
Insistamos de nuevo en esto porque la rueda de repuesto es la gran olvidada en las revisiones. Debe comprobarse su estado con la misma regularidad que el resto de los neumáticos, sin olvidar el kit antipinchazos, en su caso.
Como vemos, todos los errores que se cometen en el cuidado de los neumáticos son fácilmente soslayables. Basta con una revisión periódica y adecuada. Recuerda que si tienes alguna duda, debes acudir a tu profesional de confianza para que valore el estado del neumático.
Llegado el caso de sustituir algún neumático, apuesta por productos de calidad que aseguren prestaciones premium que redunden en tu seguridad vial. Como fabricante de neumáticos líder, Kumho te ofrece una amplia oferta de productos sea cual sea tu vehículo y necesidades.