Mantener la presión adecuada en los neumáticos no es solo una tarea de mantenimiento rutinario, sino un factor determinante para la seguridad vial, la eficiencia energética y la reducción de emisiones contaminantes. Según la AECA-ITV, en 2024 uno de cada cinco defectos graves detectados en las inspecciones técnicas de vehículos en España estuvo relacionado con los neumáticos o la suspensión, lo que demuestra la magnitud del problema.
A nivel europeo, se estima que más de la mitad de los conductores circula con presiones incorrectas. Esta práctica aumenta la resistencia a la rodadura, obliga al motor a realizar un esfuerzo mayor y genera un exceso de consumo de combustible y de emisiones de CO₂.
En términos globales, se calcula que esta situación provoca un gasto adicional de 5.800 millones de litros de combustible y 13 millones de toneladas de CO₂ al año por neumáticos con presión insuficiente.
Un descuido que multiplica el riesgo
La baja presión de los neumáticos es una de las causas más infravaloradas de los accidentes de tráfico. Datos del RACE indican que más de 1,5 millones de vehículos en España circulan con neumáticos en mal estado, en muchos casos por presión inadecuada. Además, se calcula que más del 20 % de los accidentes con fallo mecánico tienen su origen en neumáticos deteriorados o mal inflados.
Un estudio citado por la NHTSA (National Highway Traffic Safety Administration) revela que el subinflado está presente en el 20 % de los reventones que terminan en accidente, y que conducir con una presión 25 % por debajo de la recomendada triplica la probabilidad de sufrir un siniestro. En España, diversos informes señalan que al menos 454 accidentes con víctimas registrados en 2019 estuvieron directamente relacionados con ruedas mal infladas.
El riesgo de reventón puede aparecer con solo 0,5 bar menos de la presión indicada por el fabricante, mientras que un exceso de presión también resulta peligroso, ya que reduce el área de contacto con el asfalto, empeora la frenada y disminuye la adherencia en mojado.
El impacto económico y medioambiental
España cuenta con más de 25 millones de turismos y un parque móvil con una edad media superior a los 15 años. Si todos mantuvieran la presión recomendada, el país podría reducir su consumo de combustible entre un 5 % y un 10 %, lo que equivaldría a un ahorro medio de 45 litros por vehículo al año.
Circular con neumáticos desinflados no solo aumenta el gasto, sino también las emisiones. Según cálculos de la plataforma TNU (Tratamiento Neumáticos Usados), mantener una presión inferior en 0,5 bar genera un consumo adicional de 271 millones de litros de combustible anuales y unas 680.000 toneladas de CO₂ innecesarias.
Por otra parte, la presión inadecuada acorta drásticamente la vida útil de los neumáticos. En efecto, con 0,5 bar menos, el desgaste se acelera en torno al 20 %, mientras que con 1 bar menos, la reducción de la vida útil puede alcanzar el 30 %.
Esto no solo implica un mayor gasto en neumáticos, sino también un aumento del volumen de residuos generados.
Ventajas de mantener la presión correcta
Además de reducir el riesgo de siniestro y el consumo de combustible, mantener la presión adecuada aporta beneficios tangibles en múltiples ámbitos:
1. Mayor estabilidad y control del vehículo. El neumático trabaja con su superficie de contacto óptima, garantizando un mejor agarre y precisión en curvas y frenadas.
2. Distancias de frenado más cortas. Un neumático con presión correcta puede reducir varios metros la distancia necesaria para detener el vehículo en una emergencia.
3. Menor desgaste irregular. La presión equilibrada distribuye de forma uniforme la carga sobre la banda de rodadura, prolongando su vida útil.
4. Ahorro económico. Una presión adecuada reduce la resistencia a la rodadura y, con ello, el consumo de combustible.
5. Menor huella ambiental. Al consumir menos combustible, se emiten menos gases contaminantes y se prolonga la vida de los neumáticos, reduciendo el volumen de desechos.
Revisar la presión de los neumáticos una vez al mes y antes de cada viaje es un gesto mínimo con grandes consecuencias positivas:
– Reduce el riesgo de accidente.
– Optimiza el consumo energético.
– Disminuye las emisiones.
– Prolonga la vida útil del neumático.
En un contexto donde la eficiencia y la seguridad se han convertido en pilares de la movilidad sostenible, mantener los neumáticos a la presión correcta es una de las acciones más simples y efectivas al alcance de cualquier conductor. Un pequeño hábito capaz de marcar una gran diferencia en seguridad, economía y respeto medioambiental.
Acudiendo a cualquier taller de la red Kumho Platinum Club (KPC) podrás comprobar sencilla y rápidamente la presión de tus neumáticos y asegurarte de que circulas con la correcta.






