En España hay matriculados 36 millones de vehículos. Pero como dice el refrán, no es oro todo lo que reluce: más de la mitad supera los 10 años de antigüedad. Repasamos cómo es el parque automovilístico español y las consecuencias de su envejecimiento.
Cuando el año 2024 bajó el telón en España había 36,2 millones de vehículos matriculados. No todos ellos circulaban; esos son los que están dados de alta en los archivos de la Dirección General de Tráfico. Muchos ya no se usan, pero no fueron dados de baja por diversos motivos. De hecho, si se cruzan estos datos con los del Fichero Informativo de Vehículos Asegurados (FIVA), los que tienen seguro en vigor son 34,1 millones.
Los coches españoles son muy veteranos: 14,5 años de media
Este parque vehicular se distribuye de la siguiente forma: 25,24 millones de turismos; 4,33 millones de motocicletas; 2,74 millones de furgonetas y 2,46 millones de camiones. Además, hay 573.000 vehículos de diferentes tipos, 554.000 remolques y semirremolques, 259.000 tractores y 67.000 autobuses.
Pero vamos con, quizás, uno de los datos más preocupantes: la antigüedad que no deja de crecer. Pero antes, pongamos un poco de contexto. La veteranía no ha aparecido de repente porque, desde hace 16 años –allá por la crisis de 2008–, la edad media de los vehículos no ha dejado de crecer. En el caso de los turismos, el vehículo más abundante, esta ha pasado de 8,4 años en 2008 a 14,5 al cierre de 2024. Lo peor es que en todos esos años no ha habido ni uno solo en que esta edad media descendiese; ni una décima. Y otro dato más: la media de edad en el conjunto de Europa es de 12,3 años.
Hoy, según las cifras aportadas por la Dirección General de Tráfico en el Anuario Estadístico General de 2024 –aparecido a finales de abril de 2025–, el grupo de vehículos más abundante en España es el de aquellos que tienen 20 años o más, con 10,18 millones de unidades. Tras este, encontramos el de los que alcanzan entre 15 y 19 años, con 7,6 millones de vehículos. En tercera posición, y con un volumen de 7,4 millones, están los que suman entre 5 y 9 años desde su matriculación. El cuarto grupo, con menos de 4 años, alcanza los 6,1 millones. Y, por último, los que van desde los 10 a los 14 años, son 4,7 millones de vehículos en circulación.
Lo curioso es que, a pesar de que las ventas de vehículos nuevos no han subido en todos los años mencionados anteriormente, el parque automovilístico sigue creciendo. Por ejemplo, según los datos aportados por la patronal de las aseguradoras, UNESPA, el primer trimestre de este año es el 12º consecutivo en el que se registra un aumento del parque de vehículos en España.
Una parte de la explicación de ese incremento es que el mercado de turismos de segunda mano no deja de crecer. Y se vende prácticamente todo, sin importar la antigüedad. Así, por cada coche nuevo se vendieron 1,3 usados de más de 10 años. En ANFAC, la asociación española que agrupa a los fabricantes de coches, camiones y autobuses, explican que este mercado de segunda mano provoca un envejecimiento acelerado del parque español, al mismo tiempo que estos coches antiguos “retrasan la renovación del parque y lastran el cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones exigidos desde Europa”.
Los problemas de la antigüedad: seguridad y contaminación
Y ese, el aspecto medioambiental, es uno de los problemas de tener un parque envejecido. A mayor antigüedad, menores exigencias medioambientales tuvieron que completar en el momento de su primera matriculación. Así que hoy son más contaminantes en comparación con los vehículos más nuevos.
Esta antigüedad tiene su reflejo en las famosos etiquetas medioambientales. Hoy, las más comunes en nuestras carreteras son la B y la C. El 29,2 % de los turismos lleva pegado el circulito amarillo. Por su parte, la etiqueta verde –corresponde a coches de gasolina matriculados a partir de 2006 o diésel posteriores a 2015– está presente en el 36,8 % de los coches. En tercer lugar, encontramos los que no tienen etiqueta, es decir: los que no tienen distintivo pegado –que algunos llaman “etiqueta A”– y que son el 25,7 %.
Por su parte, apenas el 6,6 % dispone de etiqueta ECO, a pesar de que son el segmento de vehículos que más ventas acapara desde hace dos años. Y eso nos da una idea de cuánto puede tardar en crearse un parque más “limpio”. En esta categoría ECO se incluyen coches híbridos, híbridos enchufables con menos de 40 kilómetros de autonomía, microhíbridos con sistemas de 48 voltios, o que consumen gas licuado de petróleo (GLP) o natural comprimido (GNC).
Los etiquetados menos numerosos, con solo el 1,7 % de los vehículos, son los de pegatina ambiental azul, la Cero Emisiones. Estos son los coches eléctricos e híbridos enchufables con más de 40 kilómetros de autonomía eléctrica. También los escasísimos que se mueven alimentados con hidrógeno.
El otro gran problema que aportan vehículos tan vetustos está relacionado con la seguridad vial. Por ejemplo, los coches más veteranos no cuentan con sistemas de seguridad que hoy son obligatorios: el control de estabilidad (desde 2011-2014) o, más recientemente, en 2022-2024, cuando se incorporaron el detector de somnolencia, asistente de velocidad inteligente, la alerta de tráfico cruzado trasero, la caja negra, la alerta de cambio involuntario de carril o el sistema de frenado de emergencia.
Además, su mantenimiento no suele ser tan esmerado como cuando tienen pocos años. De media, según un estudio de Audatex, a partir del quinto año desde la compra, la mayoría de los usuarios abandona el taller oficial para las reparaciones y entretenimiento del vehículo. Y aunque en los talleres independientes cuentan con profesionales y equipamiento, el problema es que los coches no acuden con tanta frecuencia a revisión como cuando tienen poca antigüedad y visitan un establecimiento de la marca.
Vehículos industriales: más grandes y viejos
El problema de la vejez no se centra tan solo en los turismos. Entre los vehículos industriales, la antigüedad tampoco deja de medrar, y ya están de media en 15,1 años. En España a finales del año 2024 había 616.000 vehículos industriales circulando, y, de ellos, el 50,3 % superaba los 15 años. En el otro extremo, solo uno de cada cinco se había matriculado hacía menos de un lustro.
Y si entre los turismos el porcentaje de eléctricos es escaso, entre los camiones todavía es menor. A finales del año pasado circulaban en España menos de 1.000 camiones que fueran 100 % eléctricos, un testimonial 0,2 %. La inmensa mayoría (98,6 %) se mueve gracias al gasóleo.
Tras los industriales se colocan los vehículos comerciales, con una antigüedad media de 14,7 años. De los 4,15 millones que circulaban a finales de 2024, el 39,5 % del total tenía menos de 10 años. En el otro extremo, el 49,3 % superó los 15. Y, de nuevo, la energía mayoritaria (93,6 %) para moverse se obtiene del gasóleo. El porcentaje de comerciales ligeros electrificados (híbridos o eléctricos) no llega ni al uno por ciento.
Finalmente, los autobuses bajan de edad media respecto a los anteriores y se quedan en 11,5 años.
“En 2024 siguieron en circulación más de 8,5 millones de vehículos con más de 20 años de antigüedad, lo que resulta especialmente preocupante” se queja José López-Tafall, director general de ANFAC. El ejecutivo explica que “un vehículo nuevo, sea cual sea su tecnología, siempre será mejor que un vehículo de más de 10 años de antigüedad, no solo porque beneficia a la reducción de emisiones, sino porque beneficia directamente a tener en nuestras carreteras y ciudades vehículos más seguros y avanzados tecnológicamente”. Una asignatura pendiente con una solución que, ni es sencilla de aplicar ni tendrá resultados rápidos.